Sheij Adbul Rauf Felpete
Una guía para educar correctamente a un niño (y todos estos ítems también aplican para la educación de cualquier adulto):
Saber que Allah es el único Dios y que el Santo Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, es su siervo y mensajero es un anclaje, un respaldo que hará que el niño pueda resolver cualquier circunstancia que le depare el transcurso de su vida.
Si el niño sabe que todo lo que sucede viene de Dios, sin excepción, puede aceptar sin miramientos. Cuando la gente escucha a su ego (“yo quiero”, “yo pienso”, “yo creo”) se coloca en un lugar donde ocurren cosas distintas de las que podrían suceder si simplemente aceptara su destino, porque Allah siempre nos coloca en el lugar adecuado para recibir lo correcto.
El niño debe tener pleno conocimiento de que va a morir porque todo se acaba, es finito, y cualquier cosa que tiene un inicio tiene un fin. Aunque también debe saber que no se termina con la muerte más que una etapa. Si el niño vive con la certeza de que lo que haga aquí tendrá su recompensa en el otro lado, entenderá que como trate será tratado.
“Lo que hagas te será hecho y devuelto”: esto tiene que ocurrir en todas las situaciones de la vida; cómo se trate a sí mismo, a los amigos y a los enemigos, a la vida en general, a todo lo creado sin dejar absolutamente nada afuera.
Desde pequeño un niño debe saber que sin excepción toda acción acarrea una repercusión que puede ser buena, inocua o mala. No hay hechos pequeños versus hechos grandes; el hombre no tiene la capacidad de calificar ni de cuantificar qué es poderoso y qué no lo es, qué va a ser grave y qué no lo será, se trate de sucesos cotidianos aparentemente irrelevantes o eventos extraordinarios
Nada pasa desapercibido ante Allah, toda nuestra vida está grabada, la visión de Dios todo lo abarca. Hay que vivir conforme a esto porque es verdad aunque la mayoría de las personas no lo sepa o lo sepa pero no lo crea.
Para aplicar todo lo anterior, mantenernos cercanos a esos principios y no olvidarlos es indispensable realizar una actividad que se llama recuerdo (dhikr) y que es imposible de llevar adelante sin disciplina.
Sin disciplina no hay obediencia.
Jamás podemos justificar un medio para llegar a algo si ese medio es nefasto. Esto se enlaza con el primer precepto: “no hay más dios que Allah” y con la aceptación. Para estar en un buen lugar basta con abandonar las demandas del ego (“yo quiero”, “yo pienso”, “yo creo”) y quedarse en el sitio donde uno ya estaba, porque Dios siempre nos coloca en el lugar adecuado para recibir lo correcto.
Sheij Adbul Rauf Felpete