En el nombre de Allah, el Compasivo y Misericordioso.
Abu´ Abdul Rahman Abdullah (que la misericordia de Allah sea sobre él) hijo de Umar Ibn al-Jattab (que la misericordia de Allah sea sobre él) cuenta que el Mensajero de Allah (que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él) dijo:
“El Islam ha sido edificado sobre cinco pilares: que no hay más Verdad que Allah y que Muhammad es el mensajero de Allah, observar el salat, pagar el zakat, peregrinar a la Casa y ayunar en el mes de Ramadán.”
(Recolección de hadices de Bujari y Muslim.)
Las palabras de la shahada son las palabras que Allah subhanahu wa ta ´ala más ama.
Es el primero de los pilares del Islam. Simplemente pronunciando la shahada y creyendo en ello cualquier persona se convierte en musulmán.
Las palabras del testimonio de la fe (shahada) son:
Ashhadu an la ilaha illa llah wa ashhadu anna Muhammadan ´abduhu wa rasuluh.
Yo doy testimonio de que no hay más Dios que Allah y Muhammad (la paz sea con él) es Su servidor y real mensajero enviado a nosotros.
Cuando pronunciamos estas benditas palabras, que son el mayor favor de Allah subhanahu wa ta ´ala hacia nosotros, no solo entramos en el Islam sino que nuestro Señor nos limpia de todos los pecados que hayamos cometido hasta ese momento.
Si recitamos las palabras de la shahada antes de irnos a dormir por la noche y cuando nos levantamos por la mañana y nos toca morir habiendo hecho eso, fallecemos como creyentes destinados al paraíso.
“Cuando estás en tu punto más bajo tu cabeza está en el suelo y tu corazón en el cielo. Dices: 'Oh, alabo a mi Dios, el más alto.”
Rezar es un acto espiritual y físico: el corazón encuentra dignidad y refugio en el recuerdo de Dios y ciertamente esto es un favor de Él. Como las tierras bajas hacia las que las aguas fluyen estableciéndose ahí, así se lleva el corazón de contentamiento. Así también se siente la persona que se postra ante Allah con humildad y respeto.
“Por cierto que triunfarán los creyentes que observen sus oraciones con sumisión.”
“Todos estos serán quienes heredarán el Paraíso, en el que morarán eternamente.”
Corán, sura “Al-Mu´minun”, 23:1-2 y 10-11
Los musulmanes realizamos cinco oraciones rituales (salat) en diferentes momentos durante el transcurso del día:
El horario de cada oración cambia en función del lugar del mundo donde uno se encuentre y la estación del año que sea.
Rezamos cada plegaria en estado de ablución (wudu), limpios de toda impureza emitida por el cuerpo y nos aseguramos de que nuestra ropa y el lugar de oración están limpios (libres de sangre, orina y/o excremento humano o animal). También cubrimos ciertas partes del cuerpo (los hombres el área entre el ombligo y la parte inferior de la rodilla aunque es mejor si incluyen el pecho, brazos y cabeza, y las mujeres el cuerpo entero excepto cara, manos y pies), nos paramos direccionados a la qibla (la Ka´ba en la ciudad de Meca) y ponemos la intención (niyyah) de efectuar la oración de la que se trate: “Tengo la intención de rezar por Allah la oración (…)”.
Además de las cinco oraciones obligatorias (fard) rezamos a diario otras plegarias que nuestro Santo Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, realizaba con regularidad (sunna).
Si bien el salat es una orden de Allah para los musulmanes que alcanzaron la pubertad y están cuerdos, es aconsejable enseñar a los niños a rezar a partir de sus siete años. Todos podemos convertirnos en siervos sinceros de nuestro Señor poco a poco, paso a paso, como ilustra esta historia que relató nuestro Maestro Mawlana Sheij Nazim, que Allah santifique su secreto:
“Cierta vez una señora de alrededor de 80 años fue a visitar a nuestro Maestro Grand Sheij Abdullah al-Faiz ad-Daghestani, que Allah santifique su secreto, en Damasco y tras recitar la declaración de fe (shahada) le pidió consejo.
Grand Sheij dirigió la consulta a nuestro Santo Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, preguntándole: “Oh Profeta de Allah, esta señora mayor de tu nación ha venido a mí y ha entrado al Islam, ¿qué instrucciones debo darle para realizar, qué debo enseñarle siendo ella tan mayor y no pudiendo quedarse aquí con nosotros por mucho tiempo?.
El Santo Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, respondió:
Instrúyela a ella y a todos los demás de mi nación que puedan abrazar la fe pero no puedan ser capaces de modificar sus situaciones tan fácilmente, de los siguientes tres puntos: en primer lugar, que repitan la shahada, la profesión de fe, tres veces al día diciendo: ashhadu an la ilaha illa llah wa ashhadu anna Muhammadan ´abduhu wa rasuluh (Yo doy testimonio de que no hay más Dios que Allah y que Muhammad, la paz sea con él, es Su servidor y real mensajero enviado a nosotros.). El segundo punto es que aprendan los cinco períodos de oración: el amanecer, el mediodía, la tarde, el atardecer y la noche; y que den sus respetos a su Señor en esos momentos designados postrándose en el suelo una vez, mirando hacia cualquier dirección y diciendo: SubhanAllah (Gloria a Dios). Esta práctica es una semilla plantada en su corazón y mientras germina y crece ella puede ser inspirada a aprender más del ritual de la oración. Pero al principio es suficiente para ella solamente postrarse. En tercer lugar, ella y todos los musulmanes que comienzan deberían mantener el amor en sus corazones hacia la comunidad de musulmanes y no permitirse odiarlos, a pesar de sus malas acciones y características. Usar el nombre del Islam para lograr objetivos personales egoístas es el pecado más grande y el Islam niega su responsabilidad por esa gente.”.
Mawlana Sheij Nazim, que Allah santifique su secreto
En el Islam es un deber para todos quienes poseen riqueza el pagar el zakat. Allah subhanahu wa ta ´ala no acepta las oraciones de aquellos que rezan pero no dan su zakat. Allah, glorificado y exaltado sea, no protegerá al rico que no proteja al pobre (...).
Mawlana Sheij Nazim, que Allah santifique su secreto, extracto de: “Bases de la fe, para ser musulmán”.
El pago del zakat se distribuye entre los pobres una vez al año. Es una cuarentava parte (2,5%) de la riqueza, entendiéndose como riqueza cualquier cantidad de dinero, oro, plata, mercancías, animales y/o tierra que uno haya conservado durante el año en cuestión (nos referimos al año islámico o calendario de la hégira, que es lunar). Para que el pago del zakat sea obligatorio hay una cantidad mínima establecida que debe ser mantenida durante todo un año sin que decrezca (a la cantidad mínima o límite se la llama “nisab” del zakat).
Si un musulmán tiene una deuda que supera su riqueza no está obligado a dar el zakat hasta que salde esa deuda.
El zakat es diferente a la sadaqa. La sadaqa también es una caridad pero tiene otras características: es voluntaria y se puede brindar espontáneamente sin condiciones a cualquier persona musulmana o no musulmana en cualquier momento del año.
El zakat se puede entregar a musulmanes pobres que aunque trabajan no pueden cubrir los gastos básicos de sus vidas; musulmanes más pobres que no pueden trabajar ni tienen dinero para cuidar de sí mismos; musulmanes encargados de recolectar el zakat para distribuirlo posteriormente; gente que es nueva en el Islam; musulmanes que tienen deudas; musulmanes extranjeros que no tienen dinero suficiente para retornar a sus países.
Según nuestro amado maestro Mawlana Sheij Nazim, que Allah santifique su secreto, es adab (buena manera) entregar el zakat diciendo:
“Oh mi Señor, Tú me has dado esta riqueza a mí y en busca de ganar Tu placer y de acuerdo con Tu orden he reservado mi zakat para dárselo a los pobres entre Tus servidores. Por favor acepta mi ofrecimiento y no nos dejes en necesidad de ningún otro excepto Tú.”
Mawlana Sheij Nazim, extracto de: “Bases de la fe, para ser musulmán”.
A los descendientes de nuestro Santo Profeta Muhammad, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, no les damos zakat ni sadaqa para uso personal (únicamente para que lo distribuyan entre los pobres) aunque sí podemos ofrecerles regalos (hadiyya). Esto es por respeto hacia nuestro Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, que no aceptaba usar zakat ni sadaqa para sí mismo ni para su grupo familiar.
Podemos otorgar el zakat en cualquier momento del año pero es habitual hacerlo durante Ramadán y darlo en este mes nos brinda más bendiciones (baraka). También se puede calcular el zakat en Ramadán y darlo a lo largo del año. Durante Ramadán, además, pagamos un zakat especial para completar nuestro ayuno y purificarlo de errores que se llama “zakat al-fitr”.
“Hay una dulzura escondida en el vacío del estómago.
Somos laúdes, ni más ni menos. Si la caja de sonido está llena de algo, no hay música.
Si el cerebro y el estómago están limpios por el ardor del ayuno,
a cada momento un nuevo sonido sale del fuego.
Se aclara la niebla, y nueva energía te hace subir corriendo los escalones frente a ti.
Permanece vacío y laméntate como se lamentan los instrumentos de caña.
Más vacío, escribe secretos con la pluma de caña.
Cuando estás lleno de bebida y comida, Satán se siente
donde debe sentarse tu espíritu, una fea estatua de metal
en el lugar de la Ka'ba.
Cuando ayunas, los buenos hábitos se reúnen como amigos que quieren ayudar.
El ayuno es el anillo de Salomón. No se lo des a una ilusión
y pierdas tu poder, pero aún si lo has hecho,
si has perdido toda voluntad y control,
regresan cuando ayunas, como soldados que salen de la tierra,
los estandartes volando sobre ellos.
Una mesa desciende en tus tiendas, la mesa de Jesús.
Espera verla, cuando ayunes, esta mesa
desplegada con otra comida, mejor que el caldo de col.”
Hazreti Jalaluddin Rumi
Durante todo el mes de Ramadán los musulmanes realizamos el ayuno (sawm) como adoración para nuestro Señor, Allah subhanahu wa ta ´ala.
Ayunar físicamente consiste en abstenerse de comer, beber y de contacto sexual desde el alba hasta la puesta del sol; el ayuno espiritual se extiende al abandono de todo aquello que conlleve a la maldad: mentir, calumniar, criticar a la gente, dañar con la palabra o con los actos, así como también mantener limpios nuestros pensamientos y sentidos cuidando lo que miramos, y lo que escuchamos. Ayunar nos sirve como entrenamiento para dominar nuestro nafs (ego) y someterlo a nuestra voluntad; todos los males derivan de la persona que carece de control sobre su nafs y corre tras sus deseos.
El ayuno es Farḍ (obligatorio) para todos los musulmanes que hayan alcanzado la edad de la pubertad y estén cuerdos; están exceptuados (aunque el ayuno no les está prohibido) los enfermos, o las personas que estén de viaje, las mujeres embarazadas o en lactancia y quienes no puedan ayunar debido a su avanzada edad. Las mujeres no pueden ayunar durante su período menstrual o sangrado post parto. Pero deben recuperar estos días.
Ramadán es el mes de la ummah, estar en congregación es casi un deber de ser posible y hay una gran recompensa en invitar huéspedes a romper el ayuno (iftar).
Podés encontrar las prácticas del ayuno y del mes de Ramadán en la siguiente sección: Practicas Devocionales: Ramadán
El Hajj es el quinto pilar del Islam, una obligación sagrada que cada musulmán debe cumplir al menos una vez en la vida, siempre y cuando tenga los medios físicos y económicos para hacerlo. Este ritual tiene sus raíces en la época del profeta Ibrahim (Abraham) y su familia, particularmente su esposa Hagar y su hijo Ismael.
“Después Ibrahim le enseñó a la gente de allí, los ritos del Hajj (la peregrinación), tal y como se le había revelado. Les enseñó a realizar el tawaf (circunvalación de la Ka'ba) siete veces, el sali (corriendo) entre las colinas de Safa y Marwah, como Hajar había corrido cuando buscaba agua. A quedarse de pie en Arafat, donde Adam se reunió con Eva, y a recoger piedras de la llanura de Muzdalifa. Después proseguir hasta Mina y arrojar piedras a tres pilares representando a Satán, al igual que Ismael en el mismo lugar apedreó al Diablo. Hasta el día de hoy los peregrinos siguen realizando estos mismos ritos que les fueron enseñados por nuestro padre Ibrahim.
En cumplimiento de la Orden que había recibido, Ibrahim llamó desde lo alto de una montaña a todos los hombres a realizar la peregrinación. Como respuesta surgió un gran zumbido del aire, como el de muchas de abejas, y millones de voces mezcladas diciendo: ´Labaik Allahumma labaik, labaik la sharika laka laba Inna al-hamda wa'ni'mata laka wal-mulk, la sharika la´. Estas eran las voces de las almas del mundo invisible. Quien pronuncie estas palabras una vez realizará un Hajj, quien las pronuncie dos veces irá al Hajj dos veces y el que las pronuncie veinte veces realizará el Hajj veinte veces, cada una según lo que está escrito para él.
Ibrahim escuchó todas estas voces y como él era modelo de hospitalidad y amante de sus invitados quiso buscar algo para regalarles a estas voces. El ángel Gabriel se le acercó y le dijo: ´Estas son las voces de las almas en el mundo invisible, todavía no están aquí en este mundo, todavía son como semillas en el mundo de los espíritus. El Señor te envía esta agua para que tengas algo que ofrecerles, derrámala sobre ti y contempla la sabiduría del Señor. Ibrahim así lo hizo y el viento dispersó finas gotas de agua por todas partes. Las gotas que cayeron en el mar se convirtieron en la sal de los mares, las que cayeron en la tierra se convirtieron en la sal de la tierra. Este fue el banquete que Ibrahim dio aquel día a todos los hombres que habrían de nacer hasta el Día del Encuentro.”
Hajjah Anne Amina Adil, que Allah santifique su secreto, extracto de: “La sabiduría de la luz”
El Hajj se compone de varios ritos que se realizan en un orden específico durante los días designados del mes islámico de Dhul-Hijjah
El Hajj no es solo un ritual físico; es una profunda experiencia espiritual. Todos los peregrinos, independientemente de su origen social o económico, se visten de manera similar y realizan los mismos ritos, destacando la igualdad y humildad ante Allah. Es un tiempo para la reflexión, el arrepentimiento y la renovación espiritual. Los peregrinos buscan purificar sus corazones y obtener el perdón de Allah. Las vestimentas del ihram y los ritos del Hajj recuerdan a los peregrinos la simplicidad y fragilidad de la vida, y la necesidad de prepararse para el encuentro final con Allah. In Sha Allah.