Grand Sheij Abdullah al Faiz ad-Daguestani

Grand Sheij Abdullah al-Faiz ad-Daghestani

Grand Sheij Abdullah al Faiz ad-Daguestani y Mawlana Sheij Nazim

Nació en Daghestan (actualmente una de las repúblicas de Rusia) el 14 de diciembre de 1891, 12 de Jumada al-Awwal de 1309 del calendario de la hégira. Su padre era médico clínico y su hermano cirujano general en el ejército ruso.

Fue cuidado y entrenado desde su temprana juventud por el maestro de la Orden Naqshbandi de ese tiempo y su tío materno el Sheij Sharafuddin ad-Daghestani, quien dijo a su hermana durante el embarazo: “El hijo que llevas no tiene velos en su corazón. Podrá ver hechos que ocurrieron en el pasado o que ocurrirán en el futuro. Es uno de aquellos que pueden leer directamente (...) en las Tablas Preservadas. Será 'Sultán al-Awliya', Sultán de Santos, en su tiempo. (...) Cuando des a luz llámalo Abdullah porque llevará el secreto de la servidumbre. Llevará a nuestra orden de regreso a los países árabes. A través suyo su sucesor diseminará la orden en los países occidentales y en el lejano oriente. Debes tener mucho cuidado con él, te pido que al llegar a la edad de siete años me lo des para criarlo bajo mi cuidado.”

Desde muy pequeño, Sheij Abdullah mostró señales de santidad. Hablaba poco después de nacer, conocía el Corán y la ley divina sin haber estudiado formalmente, y era buscado por su sabiduría y capacidad para curar a los enfermos a través de la recitación del Corán.

En la época en que Grand Sheij creció, Daghestan estaba bajo la opresión de los ejércitos ocupantes rusos. Por este motivo su tío y su padre resolvieron emigrar hasta Turquía. Se establecieron en Rashadiya, y construyeron la primera mezquita del lugar.

Grand Sheij Abdullah al Faiz ad-Daguestani

A los 15 años, tras la muerte de su padre, se casó y poco después entró en una intensa reclusión espiritual (khalwa) de cinco años. Durante ese tiempo, sobrevivió con mínimas provisiones y se dedicó a la meditación y al recuerdo de Allah.

Durante su servicio en el ejército otomano, vivió una experiencia mística en la batalla de los Dardanelos, en la que, tras recibir una herida mortal, tuvo una visión del Santo Profeta Muhammad (sws), quien le mostró los misterios de la muerte y la vida en el más allá. Esta visión lo transformó profundamente y reforzó su conexión con lo divino.

Se narra que en esa batalla una bala le dio en el corazón y lo tumbó al suelo. Grand Sheij vio al Santo Profeta, que la paz y las bendiciones de Allah sean sobre él, ir hacia él y decirle: “Oh hijo mío, estabas destinado a morir aquí pero aún te necesitamos en la tierra, espiritual y físicamente. Vengo para mostrarte cómo muere una persona y cómo el ángel de la muerte se lleva el alma.”. Entonces vio a su propia alma abandonar el cuerpo célula por célula desde los dedos de los pies; vio la función de cada célula, la cura de la enfermedad y el dhikr de cada una; experimentó los estados dolorosos de la muerte, los fáciles y los más dichosos. El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean sobre él, le dijo: “tú eres de los que vivirán un estado dichoso de muerte”. Grand Sheij estaba gozoso porque sentía la vuelta al origen y la comprensión del secreto del pasaje del Corán: “A Dios pertenecemos y hacia él es nuestro retorno” (2:156). La visión siguió hasta que experimentó la partida del alma en el último aliento y llegó el ángel a hacer las preguntas. El Profeta (sws) le dijo que lo acompañara y juntos contemplaron los siete cielos; nuestro maestro fue elevado a la estación de la veracidad donde conoció a los profetas, los santos, los mártires y a los bien guiados. También vio los castigos del infierno y supo que con la intercesión del Santo Profeta (sws), todas las personas podrían ser salvadas. Finalmente fue devuelto a la tierra y a su cuerpo, ahora hinchado. Mientras regresaba escuchó a los médicos en el campo de batalla buscando a los sobrevivientes; no podía hablar ni moverse. Más tarde supo que había estado ahí tendido por siete días. Lo retiraron y lo trataron hasta que se recuperó y su salud estuvo restablecida.

A los 30 años, Sheij Abdullah realizó otra reclusión espiritual de cinco años, tras la cual se trasladó a Damasco, donde estableció una zawiya de la Orden Naqshbandi. Su influencia espiritual creció, atrayendo a discípulos de todas partes. En Damasco, se dedicó a servir a la comunidad, compartiendo su conocimiento, alimentando a los necesitados y guiando espiritualmente a aquellos que lo buscaban.

Sheij Abdullah falleció en 1973, durante el mes de Ramadán, dejando un legado espiritual inmenso. Su maqam se encuentra en la mezquita que ayudó a construir en la montaña de Qasiyun, Damasco. Fue el maestro número 39 en la cadena (silsila) de la Orden Naqshbandi. Se necesitó un maestro de ese calibre para un discípulo como Mawlana Sheij Nazim Adil al-Haqqani (qs), su sucesor y Maestro número 40 de nuestra Orden, cuyo legado continúa hoy Mawlana Sheij Muhammad Adil an Naqshbandi ar-Rabbanii (qs). Que Allah santifique su secreto por siempre